jueves, 29 de abril de 2010

La Bella y el Nerd


Hola mi nombre es Samanta y soy la princesa de este cuento. Vivo en Marruecos, para ser mas especifica en Kenitra una hermosa ciudad cerca al rio. Las personas dicen que mi belleza es impactante, pero enserio creo que exageran un poco.
He estado buscando a mi príncipe azul desde los diez años, pero ahora estoy empezando a pensar que todo lo que me dijeron cuando estaba pequeña sobre los cuentos de hadas, las princesas y los príncipes azules no es mas que una enorme y vil mentira. Permítanme contarles lo que me paso…

Esta este chico, Teodoro, me gusta, bueno gustaba desde que tengo memoria pero un día, mi mejor amiga Rita le dijo todo lo que sentía por él y desde ese momento simplemente dejó de hablarme y empezó a burlarse de mi, si lo sé un total inepto pero que más da. Desde entonces me olvide por completo de él y decidí enfocarme más en los estudios. Es una historia un poco tonta para que me cambiara la idea que tenia sobre los príncipes azules, las princesas y los finales felices pero simplemente me canse de buscar algo que realmente no existe, no existió y seguramente no existirá.

Hoy en el colegio mi maestra de química decidió asignarme una especie de tutor para así poder subir mi calificación, en verdad espero que funcione porque no aguantaría perder una materia más. Cuando me presentaron a mi nuevo tutor no podía creer lo nerd que era, además se veía muy serio para mi gusto, pero por lo menos con esto ganaría química, o eso espero. Luego de una corta presentación nos dirigimos hacia la biblioteca para empezar con mi tutoría, resulto que Sebastián, mi tutor es muy agradable y conoce mucho sobre la química, de verdad creo que esto me va a ser de gran ayuda.

Comencé a verme mucho más con Sebastián, casi diario y la mayoría de las veces luego de un buen rato en la biblioteca salíamos a tomar café a algún lado; no se porque pero en compañía de él me siento genial, como si todo el mundo desapareciera excepto el y yo, es algo que no había experimentado. Además mi desempeño en química había aumentado notoriamente, la señorita Correa estaba muy contenta con mi mejoría, hasta llamo a mi mamá a decirle lo bien que iba en el área.

Han pasado varios días desde la ultima llamada que recibí de Sebas, la verdad no se que le halla pasado, todo estaba bien entre nosotros, es más creo que estaba mas que bien, le coquetee un poco la ultima vez que lo vi, pero él simplemente me ignoro, tal vez ese sea el problema, que él no siente lo mismo que yo siento y teme decirlo, necesito hablar con él para aclarar las cosas. Al llegar a la casa de Sebas su mamá me abrió la puerta y me dijo que lamentablemente Sebas no se encontraba en casa y que ella le diría que pasé a buscarlo, me fui un poco triste por no poder haber aclarado la situación pero con la esperanza de que mañana en el colegio pudiera hablarle.
Eran las siete y treinta y Sebas nada que llegaba, en esas se me acerco Teodoro un poco coqueto y comenzó a hablarme, cosa que no hacia desde el malentendido, no estaba actuando normal con migo, era más que obvio que me estaba coqueteando. Sin que me lo esperara se acerco y me robo un beso, pero lo triste de todo eso no es el beso, que para ser sincera no estuvo nada mal, fue el hecho que tras de mi estaba Sebas viéndolo todo.

Me acababa de besar el chico más popular, más lindo y más deseado de toda la escuela y no estoy pensando en él sino que estoy pensando en que decirle a Sebas y como explicarle que de verdad solo lo quiero a él y que todo ese beso no fue nada para mi. Sebas no quería hablarme, ni siquiera mirarme, me sentía fatal, totalmente deprimida, necesitaba hablar con el de alguna manera, así que cuando salimos a recreo me pare junto a su loker esperando su llegada, cuando llegó pude ver su cara de decepción, le explique todo así el simulara no oírme lo hice, pero el simplemente se fue.
Estando en casa nada de esto me parecía real, pensaba como odiaba al tonto que había creado los cuentos de hadas y lo difícil que seria superar esto cuando de repente alguien llama a la puerta, oigo algún intercambio de palabras desde mi recamara y luego a mi madre gritando mi nombre indicándome que debía bajar a ver a alguien; ese alguien era Sebas quería que diéramos un paseo y habláramos un rato, como podía decirle que no.

Él sabia lo que sentía por el, no se como pero simplemente lo sabia, me dijo lo tímido que era y lo difícil que le resultaba esto, pero por fin se atrevió a hacerlo, sus labios se chocaron con los míos, fue un momento inolvidable.

María Paula Restrepo M. - Grado 9

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