jueves, 29 de abril de 2010

Historia De un Secuestro


Hola mi nombre es Edward, tengo 21 años y en este momento vivo en República de Panamá.
Mi historia empezó desde que era pequeño y tenía 4 años, apenas puedo recordar unas pocas cosas de las que sucedieron ese día.

Yo vivía en un pequeño pueblito del departamento del Cauca, Mi papa tenía un cultivo de aguacate y mi mama era ama de casa.

Era la noche del 27 de marzo, mis padres y yo estábamos celebrando muy felices mi cumpleaños, cuando de repente escuchamos un gran estruendo. Bajamos al primer piso para ver lo que había ocurrido, vimos a 3 hombres que habían tirado la puerta. Cada uno tenía dos armas, y sin ninguna razón nos amenazaron y nos montaron en una camioneta negra. Después de eso solo recuerdo cuando llegamos a una parte donde habían muchos arboles.

No me acuerdo de nada más. Yo crecí casi toda mi vida en la selva del Guaviare.
No puedo decir que tuve una gran infancia, ya que la pase rodeado de armas, y sin ir a la escuela como cualquier otro niño normal.

Allí no me tenían solo, también había otro grupo, con el cual me llevaba muy bien.
Nos bañábamos en los ríos, y teníamos que pasar días sin comer casi nada.
Tuve que soportar largas tormentas a la Intemperie y agotadoras caminatas sin un minuto de desscanso. Me empezaron a entrenar para ser uno más de ellos. Crecí obligado a secuestrar, matar, y cometer cualquier otra clase de delitos inimaginables con los cuales tuve muchos problemas psicológicos.

Cuando cumplí 16 supe que era la hora de liberarme de esto y escapar hacia la libertad. Desde ese día comencé a planear mi estrategia, la revise y la revise hasta que supe que estaba listo, Estaba listo para ir hacia la libertad.

Esperé a que se oscureciera, y me escabullí entre la densa vegetación. Camine y camine, creo que fueron por lo menos 2 horas, hasta que llegue a un buen lugar para descansar.

Me trepé entre los árboles, y en una rama que estaba inclinada me recosté, hasta quedarme dormido. Al día siguiente desperté en la misma rama. Estaba dolido y con el estomago vacio.

Baje del árbol, cogí mis cosas y continué con mi camino, solo llevaba 15 minutos cuando me encontré con un arbusto lleno de pequeñas frutas rojas, no había comido durante horas, así que decidí comer unas cuantas, sabían muy bien entonces me lleve algunas.

A los pocos minutos tenía ronchas por toda la piel, entonces me toco tirar las demás frutas.
El ambiente era húmedo y hacia mucho sol, se me irritaba la piel con mucha facilidad, pero aun así no me iba a rendir.

Al cabo de unas horas estaba completamente deshidratado y a punto de rendirme, pero en ese gran silencio escuche la hélice de un helicóptero que se acercaba, me pare, grite como nunca en mi vida lo había hecho, e hice varias señas, cuando vi que el helicóptero

Estaba aterrizando sentí una gran alegría. El helicóptero aterrizó, me subí en él; allí había muchos solados que me hacían toda clase de preguntas.

Cuando llegamos al aeropuerto supe que por fin se había terminado mi sufrimiento.

Al fin iba poder vivir, en realidad, porque fue el momento en el que me di cuenta que apenas iba a nacer, y vivir como lo debí hacer desde el principio.

Sándalo - Grado 7

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